Esta estrategia ha sido formulada por W. Chan Kim en su libro " La estrategia del océano azul".
Las empresas se ven obligadas a innovar creando nuevas categorías que dinamizan el mercado como puede ser el mercado de bebidas refrescantes con Red Bull, el pan de molde sin corteza de Bimbo o la Wii de Nintendo que se sale de la guerra entre la Play de Sony y la XBox y se adueña de un nuevo “océano azul”. En el lado opuesto está la “estrategia sangrienta” en la que todos compiten por la misma tarta, tiñendo de rojo el océano.
Los océanos rojos representan todas las industrias que existen en la actualidad, mientras que los azules simbolizan las ideas de negocio hoy por hoy desconocidas.
En los océanos rojos los límites de las industrias están perfectamente definidos y son aceptados tal cual son. Además, las reglas del juego competitivo son conocidas por todos. En este mundo, las empresas tratan de superar a los rivales arañando poco a poco cuota de mercado. Conforme aparecen más competidores, las posibilidades de beneficios y crecimiento disminuyen, los productos se estandarizan al máximo y la competencia se torna sangrienta. ( de ahí el color rojo de los océanos). Los océanos azules, por el contrario, se caracterizan por la creación de mercados en áreas que no están explotadas en la actualidad, y que generan oportunidades de crecimiento rentable y sostenido a largo plazo. Hay océanos azules que no tienen nada que ver con las industrias actuales, aunque la mayoría surge de los océanos rojos al expandirse los límites de los negocios ya existentes. El hecho fundamental es que cuando aparecen los océanos azules, la competencia se torna irrelevante, pues las reglas del juego están esperando a ser fijadas.
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