Todos tenemos, o conocemos, lo que son las cuentas de correo electrónico. Las utilizamos tanto en casa como en el trabajo, con algún software que nos evita conectarnos a Internet para leer en el Webmail nuestros correos. Así conseguimos mantener bien ordenados nuestros mails, nos agiliza el trabajo de enviar un mensaje y además nos vincula con nuestra agenda, contactos, etc…, sin tener que estar conectados a la Red. Existen dos protocolos de uso para la gestión de nuestros correos electrónicos, POP e IMAP, que son los más extendidos y nos permiten acceder a nuestras cuentas de manera diferente.
El protocolo IMAP es utilizado sobre todo cuando queremos leer el correo desde varios lugares distintos y no queremos estar viendo los mismos correos que ya habías leído en un equipo anteriormente como No leídos. Imaginemos que estamos en el trabajo. Nos llega un mail, lo leemos y éste queda almacenado en el servidor. Ahora llegamos a nuestra casa y nos conectamos a nuestro gestor de mails. Ese correo que ya leímos horas atrás nos aparecerá en la bandeja de entrada como leído, evitándonos la molestia de volver a verlo como si fuera un correo nuevo. Es una forma de mantener tu correo sincronizado al momento en todos los equipos que uses. Además es una tecnología que te permite crear una carpeta y que ésta se cree en los demás equipos, pudiendo escoger si descargar los mensajes en tu disco duro o dejarlos en el servidor, pues sabes que ya lo descargaste en otro ordenador. Yo os recomiendo este protocolo si manejáis portátil, sobremesa o incluso un iPod Touch/ iPhone…, porque vuestros equipos y el servidor web mantienen una conexión constante y bidireccional.
El protocolo POP, es el más popular de los dos. Y aunque Gmail ya nos ofrece soporte en IMAP, por defecto es lo que se suele utilizar. Lo que hace una cuenta POP es descargar los nuevos correos directamente a nuestro equipo, el inconveniente es que si en ese ordenador del trabajo leemos un nuevo mail, al llegar a casa nos descargará el mismo correo como si fuera No leído, con la consiguiente molestia y uso de espacio.
En resumen, IMAP tiene todo lo que tiene POP, pero ofrece más ventajas para el usuario, tal y como he explicado antes. Si encima disponemos de Push Email mucho mejor
Lo que diferencia el Push es que cuando un correo entra en el servidor, literalmente éste es “empujado” a nuestro lector de correo. No necesitamos preguntarle al servidor si tenemos correo, él solo se encarga de ello.
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